La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y la organización ecologista Greenpeace han señalado que el algodón transgénico es "más costoso, requiere mayores cantidades de plaguicidas y no garantiza un mayor rendimiento", por lo que sus productores son "más vulnerables" a la crisis. Así, según ha apuntado COAG en una nota, el algodón modificado genéticamente (MG) "resulta finalmente más costoso", debido al incremento del precio de la semilla respecto a las variedades convencionales, a que sigue siendo necesario aplicar productos fitosanitarios y a que los rendimientos de estas variedades "no muestran diferencias significativas respecto a las convencionales". "Este tipo de algodón no trae consigo mayores beneficios para los productores, tal y como algunas voces señalan", ha afirmado.
En este sentido, ha apuntado que "varios informes", dos de ellos realizados por las universidades de Georgia y Arkansas, así como en otro más reciente de Greenpeace, "demuestran que en la campaña 2009/10, el cultivo de algodón ecológico generó un 200 por ciento más de ingresos netos que el transgénico".
Los estudios norteamericanos, realizados por expertos independientes, "ponen de relieve que las variedades transgénicas no traen consigo una mayor rentabilidad, porque no garantizan un mayor rendimiento, y, de hecho, sus semillas son más caras".
En cuanto al estudio de Greenpeace, realizado en la región india de Andhra Pradesh, ha mostrado que el algodón transgénico requiere el uso de grandes cantidades de plaguicidas tóxicos y a pesar de ello no se logra el control total de las plagas.
"Las personas que cultivan algodón transgénico se enfrentan a grandes deudas y tienen elevados costes del cultivo, lo que les hace más vulnerables a las crisis financieras", ha señalado el responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace España, Juan Felipe Carrasco.
De esta forma, el secretario de organización de COAG, Eduardo López, ha apuntado que "además de las consecuencias que estos cultivos puedan tener sobre la salud o sobre el medio ambiente, con el algodón transgénico las cuentas no salen y las voces que defienden su rentabilidad están haciendo demagogia, sin aportar datos rigurosos".
Para López "se está utilizando el algodón como un escudo para introducir otros cultivos transgénicos" y ha apuntado que se trata de una forma "cómoda, ya que el sector atraviesa una situación difícil y, además no se trata de un alimento, por lo que el rechazo social puede ser menor".
Además, ha recordado que los estudios también demuestran que los transgénicos pueden combatir algunas plagas, pero potencian otras secundarias, por lo que no reducen los gastos en insumos. "Es más, a medio plazo, incluso los aumentan, ya que en las sucesivas campañas crece la resistencia de las plagas, por lo que es necesario incrementar los tratamientos", ha destacado.
Finalmente, desde COAG han aseverado que el futuro del algodón no pasa por introducir el transgénico, sino por el mantenimiento de los apoyos públicos a la actividad productiva del sector, algo que se justifica por las características del cultivo y de la zona en que se produce, la comarca del Bajo Guadalquivir (Sevilla y Cádiz), "que ha visto cómo la Política Agraria Comunitaria también ha tenido consecuencias nefastas sobre otros sectores emblemáticos como la remolacha".
Ha destacado que en estos momentos, existe un proyecto que se desarrolla conjuntamente con el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa), "por el cual se realiza un manejo distinto del cultivo, empleando herramientas de lucha biológica para conseguir mejores rendimientos y aumentar así la rentabilidad".
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